Palabras de Gueshe Kelsang, Santa Bárbara, EE.UU., 2 de febrero de 1996

Cuando estaba en la India recibí una invitación del Instituto Manjushri de Inglaterra a través de Lama Yeshe, que era un amigo mío muy cercano en el Tíbet. Él y yo éramos del mismo monasterio en Tíbet y teníamos el mismo Maestro. Me escribió y me pidió por favor que fuera a Inglaterra a dar enseñanzas de Dharma. Recibí esta invitación pero no respondí durante dos meses. En aquel momento me resultaba difícil decir que sí debido a ciertos compromisos con la población tibetana local, y además pensaba ¿cómo podría enseñar si no sabía hablar inglés? No tenía confianza. Lama Yeshe fue muy inteligente: fue a visitar a mi Guru raíz, Kyabje Trijang Rinpoche, y le pidió que me pidiera que fuera a Inglaterra a enseñar Dharma. Sabía que si mi Guru raíz me lo pedía, yo aceptaría ir. Recibí una carta de Kyabje Trijang Dorjechang en la que me decía que debía aceptar esta invitación para ir a Inglaterra a enseñar al menos tres temas — la Guía de las obras del Bodhisatva de Shantideva, la Guía del camino medio de Chandrakirti y enseñanzas del Lamrim — y entonces podría regresar a la India. Fui a verle y le pregunté con precisión si sería capaz de beneficiar a la gente y si habría buenos resultados. Me animó mucho y me dio muchas predicciones de que habría grandes resultados. Así que me sentí muy feliz y acepté. En 1977 llegué al Instituto Manjushri de Inglaterra. Era una casa muy grande y vieja, con unos 10 o 15 residentes. Estaba muy polvorienta y sucia, y hacía mucho frío. Para mí era muy inusual. Poco después de llegar empecé a enseñar la Guía de las obras del Bodhisatva, lo que me llevó casi un año. Luego impartí extensas enseñanzas sobre el Lamrim, y después enseñé la Guía del Camino Medio. Así que, en total, tardé casi tres años en completar mi compromiso y me alegré mucho de poder regresar a la India. Mi Guru raíz Trijang Rinpoche estaba allí y era muy anciano; mi madre y mis muchos amigos espirituales estaban allí. Lama Yeshe también aceptó mi regreso a la India, así que estuve a punto de volver a la India. Pero entonces la gente de la comunidad del Instituto Manjushri me pidió encarecidamente que me quedara. Hicieron muchas promesas, diciendo que practicarían puramente, se responsabilizarían de todo lo que yo quisiera y respetarían mis deseos. Todos firmaron una carta pidiéndome que me quedara, y algunos lloraron. La invitación de Lama Yeshe había terminado, pero había una nueva invitación de la comunidad, ahora mucho mayor, con unos 40 o 50 estudiantes. Todos firmaron esta invitación con muchas promesas. Así que acepté. Poco a poco me convertí en súbdito de la reina inglesa. Espero convertirme más tarde en su ministro, ¡así podré ayudar al pueblo tibetano a tener su libertad! Estoy bromeando. Esta es mi historia.